Ya no existen en El Triunfo esos hoteles que fueron tan necesarios en otras épocas para viajantes de comercio, músicos, docentes, peones, empleados públicos y forasteros de diversos oficios cuando no contaban con medios de transportes rápidos como los actuales, que hoy permiten en poco tiempo llegar a ciudades cercanas, a través de rutas asfaltadas, donde pueda conseguirse un buen hospedaje.
También funcionaron como casas de pensión, y los pensionados por la propia convivencia con los dueños, pasaban a cumplir el papel de miembros de la familia, colaborando en los quehaceres del lugar.
Se listan a continuación, y con la promesa de ampliar el contenido, los hoteles que funcionaron en nuestro pueblo durante gran parte de su siglo de existencia.
Hotel “El Globo”
Tal vez haya sido el primer hotel. Era mencionado en relatos de los primeros pobladores y lo recordaban como una fonda de construcción de chapa y adobe y estaría ubicado frente al paso a nivel de la calle Güemes, mientras que otros afirmaban que estuvo en la esquina de Avda. San Martin, donde actualmente funciona la parada de colectivos.
Hotel “Armano”
El hotel de José Armano es nombrado en la guia del Ferrocarril Oeste de 1910/1911.
Se hallaba en la esquina de Avda. San Martín y Sarmiento, donde actualmente está establecido el cuartel de “Bomberos Voluntarios El Triunfo”.
En los años 30, pasó a ser la confitería "9 de Julio" atendida por los hermanos Meyer. Uno de ellos, Sarito Meyer, es el autor de la letra del vals "Te he querido", al que Leon Ríos le dió la música.
Se hallaba en la esquina de Avda. San Martín y Sarmiento, donde actualmente está establecido el cuartel de “Bomberos Voluntarios El Triunfo”.
En los años 30, pasó a ser la confitería "9 de Julio" atendida por los hermanos Meyer. Uno de ellos, Sarito Meyer, es el autor de la letra del vals "Te he querido", al que Leon Ríos le dió la música.
Luego en su salón Arturo Armano tuvo durante varios años el cine "Monumental", con su operador Carlos Plumier. Cerró cuando el club CASET comenzó con sus proyecciones, que le compró las máquinas en 1942.
Convertido en almacén hasta mayo de 1950, cuando Arturo Armano alquila el local y vende las mercaderías y muebles y útiles a la Cooperativa Agrícola Ganadera de El Triunfo Ltda. Allí funcionó la cooperativa cuatro años y medio, hasta que esta entidad compra y se traslada al edificio de la ex Casa Domínguez, el 26 de enero de 1955.
En lo de Armano funcionó posteriormente un local de venta de muebles y por último permaneció cerrado durante varios años.
Convertido en almacén hasta mayo de 1950, cuando Arturo Armano alquila el local y vende las mercaderías y muebles y útiles a la Cooperativa Agrícola Ganadera de El Triunfo Ltda. Allí funcionó la cooperativa cuatro años y medio, hasta que esta entidad compra y se traslada al edificio de la ex Casa Domínguez, el 26 de enero de 1955.
En lo de Armano funcionó posteriormente un local de venta de muebles y por último permaneció cerrado durante varios años.
El edificio de ladrillos a la vista fue demolido alrededor de 1970, quedando al descubierto el amplio sótano durante mucho tiempo, y actualmente persiste como testigo del patio, un añejo arbol de magnolias.
“Pareta Hotel”
El edificio que aún se conserva frente a las vías, en la esquina de las calle 9 de septiembre y Maipú, fue construído como hotel por la familia Torterollo, uruguayos llegados a El Triunfo en años previos a la fundación, entre ellos la joven Saturnina quien se casó con don Manuel Alvarez y fundaron el Almacén La Paz.
El hotel pasó a manos de don Federico Alvarez, padre de doña Angela que se convirtiera luego en esposa de don Gustavo Navarro. Posteriormente el inmueble fue de Ramón Pareta, cuando toma el nombre definitivo. En la década del 30 estuvo a cargo un breve tiempo de Juan Biagioni y por último de Felipe Blanco quien había venido de Balsa, y lo tenía habilitado con 10 camas.
Posteriormente don Felipe, casado con Isabel Pareta, tuvo almacen y despacho de bebidas en la Avda. San Martín y Miguel García Senra, donde lucía colgado en la pared un antiguo reloj a péndulo con la leyenda “Hotel Pareta”.
Hotel “Ruggiani”
De Gerónimo Ruggiani. Fue también fonda, cancha de pelota paleta y despacho de bebida.
Ubicado en la esquina de la Avda. San Martín y Miguel García Senra.
En la avenida, frente a este hotel había una bomba con bebederos para caballos.
En los años 30 la cancha de pelota pasó a ser de los hermanos Figueras.
“Pareta Hotel”
El edificio que aún se conserva frente a las vías, en la esquina de las calle 9 de septiembre y Maipú, fue construído como hotel por la familia Torterollo, uruguayos llegados a El Triunfo en años previos a la fundación, entre ellos la joven Saturnina quien se casó con don Manuel Alvarez y fundaron el Almacén La Paz.
El hotel pasó a manos de don Federico Alvarez, padre de doña Angela que se convirtiera luego en esposa de don Gustavo Navarro. Posteriormente el inmueble fue de Ramón Pareta, cuando toma el nombre definitivo. En la década del 30 estuvo a cargo un breve tiempo de Juan Biagioni y por último de Felipe Blanco quien había venido de Balsa, y lo tenía habilitado con 10 camas.
Posteriormente don Felipe, casado con Isabel Pareta, tuvo almacen y despacho de bebidas en la Avda. San Martín y Miguel García Senra, donde lucía colgado en la pared un antiguo reloj a péndulo con la leyenda “Hotel Pareta”.
Hotel “Ruggiani”
De Gerónimo Ruggiani. Fue también fonda, cancha de pelota paleta y despacho de bebida.
Ubicado en la esquina de la Avda. San Martín y Miguel García Senra.
En la avenida, frente a este hotel había una bomba con bebederos para caballos.
En los años 30 la cancha de pelota pasó a ser de los hermanos Figueras.
Hotel “Maluzán”
Pertenecía a Juan Maluzán y estaba ubicado en la esquina de las calles que hoy se denominan Alberdi y 9 de Julio, frente a "El Pradito" de la Federación Agraria Argentina.
Funcionó en las décadas del 20 y30 y fue también restaurante que pasó a ser de Francisco Recco en los años 40.
Don Juan Maluzán formó parte de la comisión de CASET en los años 1932, 1934 y 1935 como vocal y revisor de cuentas.
Hotel "El Español”
Conocido como “Hotel de Navascués”, estaba ubicado en la esquina de la Avda. San Martín y Alberdi, en el terreno donde actualmente se encuentra el local de la Farmacia “Bosque”.
El edificio tenía las características de las construcciones altas de aquel tiempo, ladrillo a la vista y vereda de tierra, limitada con cordón de ladrillos dispuestos de canto, en forma de sardinel. Carteles de chapa con propaganda de bebidas clavados en su ochava.
Atendido en los años 30 y principios de los 40 por sus dueños don José Navascués y su esposa doña Laurena Soteras, y anexo al mismo funcionaba la fábrica de soda.
Los dormitorios daban hacia el patio arbolado, con galería y sus puertas tenían cortinas blancas bordadas, destilaban un perfume muy agradable y particular. En el bar y restaurante, con mostrador para despacho de bebidas, se percibía un olor ácido, mezcla de aceitunas y pinotea de los pisos y al fondo del salón se ubicaban las mesas de billar.
A fines de la década del 40 estuvo a cargo de don Carlos F. Lorenzo, según consta en la guía del Ferrocarril Oeste de 1947, y en un aviso publicado en el periódico linqueño "La Idea", cuyo texto dice: "Carlos F. Lorenzo - Hotel - Comodidad para pasajeros - Servicio banquetes y lunchs - U. Telefónica 43"
Posteriormente fue regenteado por don Fulgencio Iñarrea nacido en España en el año 1893 o 1894.
Allí, todos los atardeceres se daban cita José Llena, Alpañez, y otros, para hacer su partida diaria de tute cabrero, que por lo general terminaba en discusiones.
En las tardes de verano, salpicaba con agua la vereda utilizando algún fuentón o regadera, y preparaba mesas para servir bebidas. Don José Navascués, sentado con sus brazos apoyados en el respaldo de la silla, vigilaba como un guardián dispuesto a intervenir en cualquier momento.
La atención de la cocina estaba a cargo de Doña Pety, su esposa, una mujer de excelente carácter, con quien colaboraba don Humberto Sabatini.
El primer plato del menú de la casa era una muy buena sopa, a la que seguía un excelente puchero. Los segundos y cuartos lunes de cada mes, la comida era organizada por la Casa Meiller, para agasajar a los clientes de sus remates ferias. Dos veces al año, con la realización de los tradicionales Remates Especiales de Invernada, concurrían numerosos y distantes compradores, lo que para Don Fulgencio era una verdadera fiesta, pues disfrutaba mucho del reencuentro con ellos.
El viernes 4 de junio de 1965, mientras servía uno de esos almuerzos, cayó víctima de un ataque cardíaco delante de todos sus amigos. A Don Fulgencio le falló ese día su enorme corazón, y falleció al día siguiente, a las 19.25 horas, con 71 años de edad. Sus restos descansan en el Cementerio de El Triunfo.
Doña Pety continuó al frente del hotel, durante unos pocos años y en 1972 se realizó un remate general de muebles por cuenta y orden de la familia Navacués. Ya desocupado el gran salón se utilizó para actos políticos en la campaña de 1973 y bailes organizados por instituciones triunfenses. Desocupado y sin mantenimiento se deterioró rápidamente transformándose en un lugar predilecto de pájaros, murciélagos y comadrejas, hasta que fue demolido alrededor de 1980.
Hotel “El Caballito Criollo”
Don José María Maradey llegó a El Triunfo de paseo el 23 de febrero de 1926 y se quedó para siempre.
Había nacido en Navarro el 9 de junio de 1905 y con la firme decisión de radicarse resolvió practicar su oficio y el 15 de marzo de 1927 abrió la peluquería. Además le gustaba tocar la guitarra y cantar.
El 15 de agosto de 1941 abrió el hotel “El Caballito Criollo”, que mantuvo hasta su fallecimiento.
Frente a sus puertas tenía establecida su parada de colectivos don Leoncio Amorena, propietario de la empresa de transporte homónima: “El Caballito Criollo”. Aún perdura el nombre “El caballito” para referirnos al servicio que une Lincoln con El Triunfo y los pueblos vecinos Quiroga y Martínez de Hoz.
El hotel de Maradey que poseía el privilegio de contar, cuando el servicio telefónico era manual por operadora, con el número 1, era conocido por cientos de viajantes y guarda miles de anécdotas. Funcionó también como pensión, despacho de bebidas, depósito de encomiendas, oficina donde José María (hijo) expedía certificados de vacunación bovina y hasta en el sótano se estableció en febrero de 1974 la confitería bailable “Pie Derecho”, pero era destacado sobretodo por las deliciosas comidas que preparaba Angelita, la esposa de don José.
Todo se fue con el pasar del tiempo, fallecieron don José, Angelita y Pelado, su hijo, y con ellos se extinguió el hotel. Aún se conserva el local subdividido en dos comercios en la esquina de las calles Alberdi y 9 de Julio.
CMD
.
1 comentario:
muchas gracias por los recuerdos, eran mis abuelos, y es verdad que mi abuela cocinaba muy bien.
Publicar un comentario