En 1909, a poco de inaugurada la estación del ferrocarril, empezó a funcionar la estafeta postal, a cargo del entonces Jefe de Estación, don Custodio Maldonado.
Así se mantuvo hasta fines de 1919, cuando sin que mediara ninguna designación oficial, fue transferida a don Gustavo Navarro, y se trasladó al local de la panadería Russo, sobre la actual Avda. San Martín.
La correspondencia llegaba en tren, dos veces a la semana. Luego de ordenarla, Navarro y Domingo Etchart leían en voz alta el nombre de los destinatarios, y las entregaban por la ventana del edificio. Si el interesado no estaba presente, las cartas se depositaban en un casillero hasta que pasaran a buscarlas. Las encomiendas se retiraban en el local de la panadería.
Gustavo Navarro fue confirmado oficialmente en los primeros meses de 1920, con un sueldo de treinta pesos, que en mayo de 1924 le aumentaron a cuarenta y cinco. El nombramiento oficial le llegó el 27 de febrero de 1926. Todo lo que recibió al hacerse cargo de la Estafeta fueron tres sellos: uno fechador, otro de lacre, y R/certificado; un libro Debe/Haber y una almohadilla. Los muebles necesarios debieron ser provistos por él.
Dos años y medio después, por resolución del 26 de septiembre de 1928 (Expediente 17843), la Dirección General de Correos y Telégrafos, dispuso: “Créase una oficina postal en “El Triunfo” la que dependerá de la cabecera del distrito 3ro. (Mercedes), clausurándose oportunamente la estafeta que funciona en ese lugar”.
El 2 de octubre de 1928 don Gustavo fue nombrado jefe de la nueva oficina, desempeñándose hasta el 31 de diciembre de 1947, es decir que estuvo a cargo del correo durante 28 años consecutivos.
El ascenso de categoría, convirtiendo la estafeta en Oficina Postal, fue un reconocimiento al progreso que se evidenciaba en la localidad y permitió contar con nuevos servicios, como ser:
• Librar y cobrar giros postales (herramienta fundamental para el envío de dinero cuando el cheque bancario era prácticamente desconocido).
• Anexar una delegación de la vieja Caja Nacional de Ahorro Postal, que estimulaba el ahorro escolar, utilizando una libreta en la que se pegaban las estampillas equivalentes al valor depositado, con la que se podían efectuar retiros en cualquier dependencia de la Caja, que funcionaban en todas las oficinas del Correo.
• Servicio de contrareembolso, hoy poco utilizado, que permitía realizar compras en los principales comercios de la Capital Federal (que a tal fin solían remitir catálogos con sus novedades, tal como hoy lo hacen las tarjetas de crédito), pagado el importe correspondiente al Correo en el momento que se recibía el pedido.
El 10 de octubre del mismo año se designó al primer mensajero, Ismael Luciano Cufré Carranza, de 14 años de edad, con un sueldo mensual de ciento sesenta pesos.
El propósito de esta incorporación fue iniciar el reparto de la correspondencia a domicilio, pero como el mensajero era menor de edad, recién se concretó alrededor de 1934.
El 3 de octubre de 1929 el correo se trasladó al local ubicado en la actual calle Moreno, entre Avda. San Martín y 9 de Julio, frente a las oficinas de la Unión Telefónica.
Con posterioridad, fueron designados como carteros Amilcar Bernabé Vilches y Humberto Borsani.
Luego de don Gustavo Navarro, pasaron como jefes de la oficina los señores Eduardo Moreno, Carlos Torres y don Pedro Etcheverry, que llegó a El Triunfo el 2 de abril de 1955 y se jubiló el 30 de mayo de 1980. Luego de don Gustavo fue quién más tiempo estuvo en esta función: 25 años.
Cuando don Pedro llegó a El Triunfo, prestaban servicios un auxiliar llamado Lovizio y dos carteros, Serafín Beccaris y García, posteriormente trasladados y reemplazados por Waldemar Direnzo y Bernabé Alfredo Gomez.
Direnzo tenía condiciones de cantor y solía amenizar reuniones de amigos. Gómez fue un excelente arquero que integró el recordado equipo de C.A.S.E.T. campeón de fútbol de 1960.
Pese a todos los trámites realizados, nunca se incorporó a la oficina el servicio telegráfico, y progresivamente fueron disminuyendo los que se prestaban. Al jubilarse don Pedro Etcheverry, y cuando ya Direnzo había sido trasladado, quedó como jefe don Marcelo H. Mirabella, con Gomez como único colaborador, quien posteriormente pasó a ser titular y se suspendió el reparto de correspondencia, situación que se mantuvo luego de la privatizacion.
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