El Triunfo: Un pueblo con historia

Fundado el 09-09-1909

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Material difundido en el Año del Centenario
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En "NUESTRA HISTORIA, una mirada al pasado triunfense"


Programa conducido por Carlos María Dusio

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El Triunfo en el recuerdo de Sebastián Corredera


Don Sebastían Corredera nació en Quiroga, el lunes 19 de mayo de 1919. Falleció en La Plata el 28 de enero de 2006. Hijo de Sebastián y doña Josefa Martín. Vivió parte de su niñez y principios de su adolescencia en El Triunfo (1926 a 1934). Su padre fue maestro particular en la casa ubicada en la esquina de las calles que hoy se denominan 25 de Mayo y Mitre, que alquilaban a don Héctor Luis Civelli y que luego fue de la familia de Ovidio Alvarez.

En una carta enviada desde La Plata el 23 de agosto de 1984, agradecía a la Comisión de Festejos del 75° Aniversario la invitación, y aprovechaba la oportunidad para contar sus recuerdos de nuestro pueblo.

...”Recibí vuestra invitación para los lindos festejos que van a realizar con motivo del 75º aniversario de la fundación de El Triunfo, lamentando no poder concurrir... pero siempre recuerdo con cariño el tiempo vivido en ese pueblo, y les hago un “raconto” de lo que era más o menos El Triunfo cuando yo estaba, hace más de 50 años.

Los comercios eran: Casa Domínguez, El Sol de Mayo, Almacén de Cappa, Tienda y Talabartería de Saliba, Casa Sanz, Hoteles de Navascués, de Pareta y de Maluzán. Confiterías: “La Armonía” de Fracassi y Simone y otra donde estaba el Cine. En “La Armonía” había un palco colgado de la pared, donde actuaba la orquesta los sábados y domingos, a la hora del “vermouth” y concurrían las familias a escuchar música y consumir las bebidas de la época.

Los músicos que yo recuerdo eran los hermanos León y Arturo Ríos, Augusto Navascués, Lalo Pareta, y Carlos Torriani.

Panaderías: Nogueira, Russo y Chemes. Farmacias: Manino y Vilches. Talleres mecánicos: Poggio y Manuel Crespo. Librerías: Safontás y Scarfone. Herrerías y Carpinterías: Borsani y Carlos Lorenzo. Cancha de Pelota: Ruggiani. Peluquerías: Maradey y Marchena.

Era un espectáculo cuando salían a cosechar las máquinas trilladoras de Poggio y Gentile. Se alborotaba todo el pueblo.

Recuerdo que se jugaba al fútbol en la cancha que estaba del otro lado de las vías y luego el nuevo campo de deportes, totalmente alambrado y con postes de madera dura. Esa obra fue un sueño para el pueblo de El Triunfo. La Sede Social vino después, cuando yo ya no estaba. Viene a mi memoria una vez que jugamos con el Club General Viamonte. Ganábamos 2 a 0 y faltando pocos minutos nos ganaron 3 a 2. El entonces presidente del Club, de apellido ARZENO, lloraba por la increíble derrota. ¡Que amor al deporte en esos tiempos!.

Las romerías que organizaba el club, duraban más de dos meses y se realizaban en el terreno ubicado entre el almacén de Cappa y la panadería de Nogueira. Luego seguían las del Club Agrario, frente al Hotel de Maluzán.

En carnaval, el recorrido de los corsos iba desde la estación hasta la cancha de pelota, y a veces había que hacer un intervalo para retirar la gran cantidad de papel serpentina que entorpecía el paso de los caballos que tiraban los carruajes adornados. En una oportunidad, los empleados de la Casa Domínguez formaron una “murga” dirigida por el “vasco” Bengoechea, y era una alegría escucharlos.

Mis compañeros de estudios primarios, que iban al Colegio de mi padre eran los hermanos Dionisio y Angel Soteras; Sarasa: Irene, Amanda y Alfredo Biagioni; los hermanos Lataza; los hijos de don Leopoldo Rodríguez; Héctor Poggio; Pirullo Borsani; Tita Graciano; Lugones; Garabito; Berastegui; Figueras; Meyer y otros nombres que se me escapan...”

Varios años despues, el 5 de febrero de 2000 nos contaba en una charla:

Su padre fue maestro y daba clases particulares de escuela primaria y teneduría de libros en horarios diurnos y nocturnos. Angel Soteras aprendió con él contabilidad y luego se instaló en Martínez de Hoz con una importante casa de comercio. Los otros hermanos Soteras trabajaban en la “Casa Domínguez”.

La casa de don Corredera, estaba provista de un sólo baño, y por turnos era usado por niñas y niños. Cuando en una ocasión un varón transgredió esa norma, fue severamente reprendido y obligado a cumplir estricta penitencia. Entre los que concurrían recuerda a Pirullo Borsani.

Cuando se enfermó su padre, en 1934, volvieron a Quiroga, donde falleció en 1936. La gente en El Triunfo los ayudaba mucho. Leoncio Amorena, traía los diarios en el colectivo, Sebastián los repartía, y Leoncio le solía decir que se quedara con toda la recaudación. Cuando se fue de El Triunfo le dejó el reparto a Manuel Pérez. En Quiroga repartió La Nación y La Prensa. Don Enrique R. Meiller era el corresponsal de La Nación, fue un hombre muy exitoso, idóneo en farmacia. Era muy amigo de Vilches, que tenía la farmacia en El Triunfo, y cuando éste se casó, vino por unos días a atendérsela.

Benajamín Cufré era el Delegado Municipal, y su hijo, Ismael, cartero.

Don Sebastían fue lavacopas en la confitería "La Armonía" de Fracassi y Simone, que varios años después, y con distinto nombre, sería de Rogelio Folcia, en la había dos espejos que deformaban la imagen. Simone estaba de novio con Flora Sessarego. Por las noches la iba a visitar, y él se quedaba atendiendo la confitería. Era un chico todavía. Una noche se le volcó la bandeja y casi le mancha la ropa al Dr. Oscar Peralta, que estaba tomando un café.

Victor Carrillo trabajaba en la casa Domínguez. Su esposa Maria Elena Ontiveros, era maestra. Tenían un pequeño niño a quien Sebastián entretenía cuando su madre lo sentaba en la vereda sobre una manta. Pasaron los años y don Sebastián se graduó de Sub Oficial de la Fuerza Aérea. Estaba destinado en El Plumerillo, Mendoza, alrededor de 1950, donde ocurrió un accidente aéreo en el que fallecieron los dos tripulantes.
En el velatorio de los desafortunados oficiales, se enteró que uno era de apellido Carrillo. Al averiguar la identidad, comprobó tristemente que se trataba de aquel niño que había conocido en El Triunfo, Gogo Carrillo.

Ruggiani tenía un hotel, cancha de paleta y de bochas. Cuando el hotel estaba completo, habilitaban las piezas de un rancho para albergar más pasajeros.

El “turco” Saliba estaba tan agradecido de la Argentina, que a todos los hijos les ponía nombres de próceres o alusivos a la historia nacional. Por ejemplo: Sarmiento.

Los Chemes tenían panadería. Nadim la estación de servicio, e Isaías coches de alquiler, dos Grand Paix.

Héctor Luis Civelli era un gran lector. En su casa tenía apiladas gran cantidad de números de la revista Caras y Caretas, que luego donó a la biblioteca de C.A.S.E.T. Su auto era un viejo Ford T. Compraba todos los terrenos que podía.

En El Triunfo había dos farmacias: Manino sobre la calle principal y Vilches a la vuelta, frente a las vías. Marcelo Manino estaba muy enfermo y se quitó la vida.

Don Gustavo Navarro era el Jefe de Correos. Por las tardes venía uno de los Etchart desde el campo, y le ayudaba a “cantar” las cartas, rodeado de todos los interesados que se acercaban a buscar su correspondencia.

Al lado de la panadería de Nogueira había un gran terreno, que en forma de “U” tenía frente sobre dos calles. Allí se realizaban grandes romerías, igual que en el terreno que estaba frente al de Maluzán, que denominaban “el pradito”.

A los 25 años de edad se fue de Quiroga. Cumplió funciones en Mendoza. Luego fue trasladado a El Palomar, viviendo un tiempo en Ramos Mejía, para posteriormente radicarse en La Plata.

Cuando lo visitamos el 19 de noviembre de 2005, don Sebastián con 86 años de edad estaba con la salud quebrantada y hablaba con mucha dificultad, pero mantenía intactos los recuerdos que aquí se expresan.
Tiempo atrás, en gratitud hacia nuestro pueblo, había sido su voluntad donar a la Biblioteca Popular "Fortín de la Cultura", los libros con que su padre dictaba clases.
CMD

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