El Triunfo: Un pueblo con historia

Fundado el 09-09-1909

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Material difundido en el Año del Centenario
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En "NUESTRA HISTORIA, una mirada al pasado triunfense"


Programa conducido por Carlos María Dusio

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La Comercial Limitada


Aunque no estuvo directamente relacionada con El Triunfo, se transcribe un artículo publicado por el diario “LA NACION”, referido a “LA COMERCIAL LIMITADA”, con el propósito de ilustrar sobre lo que era una constante en los comerciantes de la época: establecer cadenas de negocios para brindar a los colonos, en su mayoría inmigrantes, la tierra que les sub-alquilaban, más todos los insumos para la explotación de las mismas y su consumo personal, con lo que se aseguraban la entrega de la producción agropecuaria, fundamentalmente triguera, de toda su área de influencia, obteniendo importantes ganancias.

La sociedad estuvo integrada por don Arturo Domínguez y otras personas pertenecientes a familias muy conocidas en la zona.

“La sociedad anónima La Comercial Ltda., es la primera compañía fundada en el país para explotar un negocio que ha hecho muchos millonarios, pero que hasta ahora se creía que debía estar entregado por completo al esfuerzo y a la economía individual: la compra venta de mercaderías y frutos en la campaña.

El atrevido comerciante que hace treinta años osaba internarse en nuestras pampas para establecer una casa de provisiones generales abarcando todos los ramos, desde el de ferretería hasta el de botica, desde el de zapatería hasta el de perfumes, podía tener por cierto que al cabo de pocos años volvería a la ciudad, rico y prestigioso, a descansar; y este milagro era atribuido a la estrecha economía de esos pionners más que a los lucrativos negocios de sus casas.

El campo ha sido poblado después; ya no existen esas enormes extensiones de territorios incultos y desiertos en que el valor personal era el más necesario instrumento de trabajo, las líneas férreas han extendido sus lazos de unión y han hecho brotar pueblos y ciudades alrededor de sus paradas, se ha complicado la vida con nuevos menesteres antes desconocidos, el arado ha roto las tierras, las necesidades han creado necesidades y las casas de comercio al multiplicarse han hecho surgir la competencia.

¿Cuál es en este caso la conveniencia de negociantes y consumidores? ¿Qué es lo que aconseja la experiencia universal en las naciones donde la competencia y el ahorro se llevan hasta sus últimos límites? Restringir los gastos en la explotación del comercio o de la industria, economizar sobre el presupuesto de los intermediarios indispensables y disminuir todas las salidas que tiendan a encarecer los artículos. Los gastos de administración, que son los más ingentes, deben ser los primeros en sufrir los efectos de esa necesidad por la unificación de varias empresas bajo una sola dirección, y esa regla, aplicada en el caso especial del comercio de campaña, ha dado, según lo demuestra La Comercial Limitada, los resultados más completos y halagadores.

Fundada en septiembre de 1907 sobre la base de dos casas de comercio compradas a los señores Arturo Domínguez y Celestino D. Roqués, en las estaciones Coronel Martínez de Hoz y Las Toscas, del ferrocarril del Oeste, con un capital autorizado de 500.000 pesos moneda nacional, su dirección unificada supo imprimirle un adelanto casi portentoso.

Las casas adquiridas estaban planteadas en condiciones inmejorables, con contratos de exclusividad, es decir, que eran únicas en las mencionadas estaciones; pero si se desarrollaban ya prósperamente, hubo sin embargo que trabajar con empeño para organizarlas bajo la nueva faz de sociedad anónima.

La clientela aumentó considerablemente y después de sólo nueve meses de ejercicio, la compañía tenía más de quinientas cuentas abiertas. Las operaciones sobre cereales y frutos del país alcanzaron a más de 700.000 pesos y las ventas de mercaderías superaron los 500.000 pesos. Pero no era por cierto éste el máximo a que aspiraban sus directores. Las perspectivas de cosechas óptimas y las inmejorables condiciones en que se realizaban los trabajos preliminares, les hacían esperar mayor incremento y progresos más rápidos.

En el primer ejercicio de nueve meses, con sólo dos casas y tres colonias, el balance arrojó un activo de 683.966,70 pesos con una utilidad líquida de 106.314,60 pesos, lo que permitió el reparto de un dividendo del 18 por ciento sobre sus 314 acciones integradas de 1.000 pesos.

Con estos resultados, el directorio se creyó obligado a imprimir un vigoroso esfuerzo de adelanto a la sociedad y en su informe anunció que pediría en breve el aumento del capital, la suscripción de las 186 acciones aún no dadas del capital primitivo y su propósito de ensanchar los trabajos por el establecimiento de otras casas de comercio en La Pradera y en Timote, estaciones del mismo ferrocarril del Oeste, abarcando así una zona fertilísima y de gran porvenir.

Las adquisiciones referidas habían sido aconsejadas, por la conveniencia de la sociedad desde el primer momento, pero por prudencia no se terminó la operación hasta conocer el resultado del primer ejercicio.

Igualmente dio muestras el directorio de un sabio espíritu de previsión al proponer la creación de un fondo especial para cubrir los quebrantos de las cuentas deudoras, destinando a este efecto de las utilidades del primer año la suma de 19.314,60 pesos.

Este primer directorio compuesto por las siguientes personas: doctor Santiago Luro, presidente; Rudecindo Iglesias, Arturo Domínguez y Francisco Ojam, vocales: Carlos Luro y Pedro Lacau, suplentes; Celestino D. Roqués, director gerente, doctor Luis de Elizalde, síndico titular; Segismundo Edelstein, síndico suplente, fue reelegido casi totalmente en la asamblea general del 14 de agosto de 1908, pues sólo fueron reemplazados don Francisco Ojam por don Emilio Heine y don Segismundo Edelstein por don James Leitch, y esta comisión rigió la sociedad durante el segundo ejercicio.

El impulso dado a los negocios y el ensanche de las operaciones de la compañía dieron los resultados esperados. En septiembre de 1908, empezó a funcionar bajo la firma de la sociedad la importante casa de comercio del Señor Ramón Corominas en Timote, adquirida en condiciones ventajosísimas, y en noviembre del mismo año se inauguró la casa de La Pradera, quedando así definitivamente establecida la influencia de la Comercial Limitada en una zona que comprende de la Estación Quiroga a la Estación Timote (F.C.O.) abarcando un radio de veinte mil hectáreas de campo destinado a la agricultura y ganadería.

Pero las numerosas relaciones comerciales creadas en la parte occidental de la provincia de Buenos Aires, obligaba a la compañía a extender su radio de acción hasta los puntos entre los cuales se señalaba en especial modo la ciudad de Lincoln y para cumplir esa imperiosas exigencia de progreso el directorio lanzó a la suscripción todo el resto de sus acciones hasta cubrir su capital inicial de 500.000 pesos moneda legal, y pidió a la asamblea el aumento de éste a 2.000.000. Estas necesidades estaban, por otra parte, plenamente confirmadas por los resultados del ejercicio. Todos los compromisos mercantiles de la sociedad habían sido cumplidos satisfactoriamente y con puntualidad; no tenían deudas ningunas en bancos, casas exportadoras, ni consignatarios y las obligaciones a pagar existentes correspondían a compras de mercaderías a plazo.

El ejercicio cerró al 30 de junio de 1909 con una existencia de mercaderías, cereales y frutos del país por valor de 612.602.21 pesos moneda nacional y con una existencia en efectivo de 82.809.32 pesos moneda nacional.

Los créditos a cobrar de las cuatro casas establecidas ascendían a la suma de 352.183,62 y aunque no ofrecían peligro alguno, el directorio siguiendo su sistema de sabia prudencia en la gestión de sus negocios, propuso reforzar el fondo de previsión con 67.458,71 pesos moneda nacional tomados de las utilidades para cubrir quebrantos en el posible caso de una mala cosecha o para valorizar las acciones en caso contrario.

Las utilidades realizadas ascendieron a 340.770,24 pesos moneda legal y los gastos generales a 118.668,54, quedando por lo tanto un beneficio líquido de 222.101,70 de los cuales se deben deducir 44.420,33 que se destinaron a remuneraciones especiales de los servicios de los cuatro encargados de sucursales y a gratificaciones extraordinarias. Resultó en total un beneficio neto de 177.681,37 moneda nacional, que unidos a la transferencia de 2.680 pesos del ejercicio anterior formaron el saldo total de 180.361,37 pesos moneda legal. Esta fuerte suma permitió repartir un dividendo del 18 por ciento a los accionistas, después de apartar todas las cantidades necesarias para retribución porcentual al directorio y para los fondos de reserva y de previsión.

Estos resultados, debidos en principal modo a la competencia y dedicación de los directores y muy especialmente a la experiencia y energía del director gerente, don Celestino D. Roqués, como la memoria del ejercicio lo hace constar, llamaron la atención de los hombres de negocios justamente, pues una sociedad de nueva índole probaba con ellos que en sólo dos años había sabido conquistar un puesto de primera fila entre las inversiones lucrativas y seguras del capital, con efectos no solo remunerativos, sino también patrióticos.

Al llevar a las apartadas regiones de la provincia sus relaciones de comercio y su fuerza de iniciativa, introducía en ellas un elemento poderoso de progreso y coadyuvaba en tal manera a la población de regiones vastas y fértiles, acrecentando la riqueza pública. No hemos de insistir sobre el magnífico negocio que realiza la sociedad, pues basta la indicación hecha de que en dos años ha repartido un dividendo de 36 por ciento, y posee reservas, aparte del capital en mercaderías, que representan el 25 por ciento, lo que vale decir que ha devuelto más del 60 por ciento del capital, y éste queda aún íntegro.

Según el balance de septiembre de 1909, el capital inicial de la compañía ha sido realizado totalmente y la asamblea del 26 de julio decidió un aumento a 2.000.000 de pesos con aprobación del gobierno nacional.

Se ha instalado posteriormente una nueva sucursal en Colonia Seré y el directorio tiene intención de instalar casas o agencias en Tejedor, Santa Inés, América, Robers, Pasteur, Lincoln, Balza y Dussaud (F.C.O.), y la extensión cada vez mayor de los negocios hace creer que no será éste su límite extremo de hegemonía”.

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